miércoles, 22 de julio de 2009

La guia paterna, los padres

EL TEMA
A medida en que los jóvenes crecen, van tomando distancia de sus padres y
formando una identidad propia. La mayor parte de ellos probablemente ya lo
ha hecho. Esto puede ocasionar cierto grado de malestar y rebeldía en la casa.
Los padres a veces dan la impresión de ser anticuados y exageradamente
estrictos. Esta guía para Conversaciones Dinámicas nos ayudará a analizar con los jóvenes la relación entre padres e hijos desde un ángulo positivo. ¡Y ojalá los ayude a darse cuenta de que sus padres también son personas!
Tal vez nuestros chicos provengan de diferentes tipos de familias, lo que
puede incluir hogares con padres divorciados, familias de un solo padre, y
hasta orfanatos. Seamos sumamente cuidadosos al conducir el debate. No
presupongamos que todos los jóvenes proceden de un hogar tradicional que
cuenta con sus dos padres.

PARA COMENZAR
En una hoja grande de papel o en una pizarra, escribamos junto con los jóvenes algunas de las cosas que les gustaría cambiar en sus padres si pudieran.
Comencemos sugiriendo algunas ideas como: “Que me dieran más libertad”,
“Que no me obliguen a tomar clases de guitarra”, y otras semejantes. Si los
chicos no quieren ser específicos, no los forcemos a ello.
En otra hoja grande de papel, pidamos a los jóvenes que escriban algunas de
las cosas que sus padres quisieran cambiar de ellos. Mantengamos a los jóvenes dentro de una perspectiva correcta (quizás haya algún joven que escriba “Nada, soy perfecto”).
Ahora comparemos las dos listas. Señalemos que tanto los padres como los
hijos tienen sus fallas y cometen errores (¡son humanos!). Y hagamos que
tomen conciencia de que la relación entre padres e hijos parte de dos puntos
de vista distintos: los padres ven las cosas de una manera y sus hijos de otra.
¡Y eso está bien! Recordémosles que el respeto es la clave en la relación con
los padres. ¡Después de todo, son sus padres los que los alimentan, visten y
pagan todos sus gastos!

EL DEBATE, PREGUNTA POR PREGUNTA, (hojas de trabajo)
1. Confeccionemos una lista de los rasgos positivos y negativos que notamos
en los padres para que ellos la consideren. ¿Qué es lo que los chicos
del grupo aprecian más de sus padres? ¿Y qué es lo que aprecian menos?
2. ¿Hacia dónde creen los chicos que apunta la relación con sus padres?
Algunos jóvenes piensan que no tiene “onda” llevarse bien con los padres,
otros, en cambio, sí. Tal vez podríamos contarles algunas experiencias propias en cuanto a la relación con nuestros padres (de cuando éramos jóvenes, por supuesto). Una vez que se hayan expresado, propiciemos una tormenta de ideas para descubrir diferentes formas en las que pueden mejorar la relación con sus padres.
3. .Permitamos a los jóvenes manifestar sus opiniones, pero no dejemos que el encuentro se convierta en una sesión de quejas. Ningún padres es perfecto.
Preguntemos a los jóvenes la razón por la que han escrito esas respuestas.
4. Consideremos cada una de las áreas problemáticas y notemos a cuáles de
las afirmaciones han respondido que son verdaderas en mayor número.
Detengámonos a preguntarle a los jóvenes si creen que de alguna manera
podrían cambiar esa situación. Por ejemplo, ¿de qué manera piensan que
podrían ganase la confianza de sus padres? ¿Qué pasos deberían dar para
comunicarse mejor con ellos?
5. Pidamos a los jóvenes que lean estos pasajes y analicen algunas formas
en las que podrían poner en práctica estos versículos dentro de la relación
padre-hijo. ¿Qué consejo les da Dios a ellos?

EL CIERRE
Enfaticemos que la mayoría de los padres quiere lo mejor para sus hijos. Han invertido tiempo y esfuerzo en la vida de sus hijos y se preocupan por ellos. Tal vez no son perfectos, pero son los únicos padres con que los jóvenes cuentan. Dios nos ha dado los padres y debemos ser agradecidos por esto.
Sugiramos a los jóvenes que miren a sus padres como personas, y no solo como padres. Recordemos al grupo que en Éxodo 20:12 Dios ordena honrar y obedecer a los padres, aun si no lo desean. Se trata de una orden (es uno de los Diez Mandamientos) que viene con una promesa también. Señalemos que nunca van a lamentar el haber amado y honrado a sus padres. Podemos concluir con una oración por los padres de todos y dar gracias por ellos. Tomemos un momento para que los jóvenes puedan orar en silencio por su relación con sus padres y los conflictos que enfrentan.

UN POCO MÁS
● Entreguémosles a los jóvenes un cuestionario sobre sus padres para que lo completen durante la siguiente semana. Para poder obtener las respuestas tendrán que hablar con sus padres. Algunas buenas preguntas a incluir son: ¿Cuántos años tenían tus padres cuando comenzaron a salir? ¿A dónde fueron en su primera cita? ¿Qué títulos académicos han logrado? ¿Cómo se sintieron al nacer los hijos? ¿Cómo celebraron su primer aniversario?

● Otra posibilidad es invitar a los padres a la reunión para integrar un panel de preguntas y respuestas. Dividamos el salón, colocando a los padres en un lado y a los jóvenes en el otro. Presentemos algunas escenas de la vida real para luego pedir a los padres que defiendan su postura ante los jóvenes. A su vez, los hijos harán lo mismo. Algunas situaciones sugeridas: llegar más tarde de la hora permitida, los padres estableciendo restricciones en cuanto a los programas de televisión y películas que pueden ver, un papá que reacciona por encontrar a su hijo visitando una página cuestionable de Internet, y otras. Estos padres e hijos pueden tener diferentes perspectivas entre ellos, pero esta constituye una excelente ocasión que los jóvenes entiendan mejor a sus padres (¡y viceversa!)

La guia paterna, los padres

EL TEMA
A medida en que los jóvenes crecen, van tomando distancia de sus padres y
formando una identidad propia. La mayor parte de ellos probablemente ya lo
ha hecho. Esto puede ocasionar cierto grado de malestar y rebeldía en la casa.
Los padres a veces dan la impresión de ser anticuados y exageradamente
estrictos. Esta guía para Conversaciones Dinámicas nos ayudará a analizar con los jóvenes la relación entre padres e hijos desde un ángulo positivo. ¡Y ojalá los ayude a darse cuenta de que sus padres también son personas!
Tal vez nuestros chicos provengan de diferentes tipos de familias, lo que
puede incluir hogares con padres divorciados, familias de un solo padre, y
hasta orfanatos. Seamos sumamente cuidadosos al conducir el debate. No
presupongamos que todos los jóvenes proceden de un hogar tradicional que
cuenta con sus dos padres.

PARA COMENZAR
En una hoja grande de papel o en una pizarra, escribamos junto con los jóvenes algunas de las cosas que les gustaría cambiar en sus padres si pudieran.
Comencemos sugiriendo algunas ideas como: “Que me dieran más libertad”,
“Que no me obliguen a tomar clases de guitarra”, y otras semejantes. Si los
chicos no quieren ser específicos, no los forcemos a ello.
En otra hoja grande de papel, pidamos a los jóvenes que escriban algunas de
las cosas que sus padres quisieran cambiar de ellos. Mantengamos a los jóvenes dentro de una perspectiva correcta (quizás haya algún joven que escriba “Nada, soy perfecto”).
Ahora comparemos las dos listas. Señalemos que tanto los padres como los
hijos tienen sus fallas y cometen errores (¡son humanos!). Y hagamos que
tomen conciencia de que la relación entre padres e hijos parte de dos puntos
de vista distintos: los padres ven las cosas de una manera y sus hijos de otra.
¡Y eso está bien! Recordémosles que el respeto es la clave en la relación con
los padres. ¡Después de todo, son sus padres los que los alimentan, visten y
pagan todos sus gastos!

EL DEBATE, PREGUNTA POR PREGUNTA, (hojas de trabajo)
1. Confeccionemos una lista de los rasgos positivos y negativos que notamos
en los padres para que ellos la consideren. ¿Qué es lo que los chicos
del grupo aprecian más de sus padres? ¿Y qué es lo que aprecian menos?
2. ¿Hacia dónde creen los chicos que apunta la relación con sus padres?
Algunos jóvenes piensan que no tiene “onda” llevarse bien con los padres,
otros, en cambio, sí. Tal vez podríamos contarles algunas experiencias propias en cuanto a la relación con nuestros padres (de cuando éramos jóvenes, por supuesto). Una vez que se hayan expresado, propiciemos una tormenta de ideas para descubrir diferentes formas en las que pueden mejorar la relación con sus padres.
3. .Permitamos a los jóvenes manifestar sus opiniones, pero no dejemos que el encuentro se convierta en una sesión de quejas. Ningún padres es perfecto.
Preguntemos a los jóvenes la razón por la que han escrito esas respuestas.
4. Consideremos cada una de las áreas problemáticas y notemos a cuáles de
las afirmaciones han respondido que son verdaderas en mayor número.
Detengámonos a preguntarle a los jóvenes si creen que de alguna manera
podrían cambiar esa situación. Por ejemplo, ¿de qué manera piensan que
podrían ganase la confianza de sus padres? ¿Qué pasos deberían dar para
comunicarse mejor con ellos?
5. Pidamos a los jóvenes que lean estos pasajes y analicen algunas formas
en las que podrían poner en práctica estos versículos dentro de la relación
padre-hijo. ¿Qué consejo les da Dios a ellos?

EL CIERRE
Enfaticemos que la mayoría de los padres quiere lo mejor para sus hijos. Han invertido tiempo y esfuerzo en la vida de sus hijos y se preocupan por ellos. Tal vez no son perfectos, pero son los únicos padres con que los jóvenes cuentan. Dios nos ha dado los padres y debemos ser agradecidos por esto.
Sugiramos a los jóvenes que miren a sus padres como personas, y no solo como padres. Recordemos al grupo que en Éxodo 20:12 Dios ordena honrar y obedecer a los padres, aun si no lo desean. Se trata de una orden (es uno de los Diez Mandamientos) que viene con una promesa también. Señalemos que nunca van a lamentar el haber amado y honrado a sus padres. Podemos concluir con una oración por los padres de todos y dar gracias por ellos. Tomemos un momento para que los jóvenes puedan orar en silencio por su relación con sus padres y los conflictos que enfrentan.

UN POCO MÁS
● Entreguémosles a los jóvenes un cuestionario sobre sus padres para que lo completen durante la siguiente semana. Para poder obtener las respuestas tendrán que hablar con sus padres. Algunas buenas preguntas a incluir son: ¿Cuántos años tenían tus padres cuando comenzaron a salir? ¿A dónde fueron en su primera cita? ¿Qué títulos académicos han logrado? ¿Cómo se sintieron al nacer los hijos? ¿Cómo celebraron su primer aniversario?

● Otra posibilidad es invitar a los padres a la reunión para integrar un panel de preguntas y respuestas. Dividamos el salón, colocando a los padres en un lado y a los jóvenes en el otro. Presentemos algunas escenas de la vida real para luego pedir a los padres que defiendan su postura ante los jóvenes. A su vez, los hijos harán lo mismo. Algunas situaciones sugeridas: llegar más tarde de la hora permitida, los padres estableciendo restricciones en cuanto a los programas de televisión y películas que pueden ver, un papá que reacciona por encontrar a su hijo visitando una página cuestionable de Internet, y otras. Estos padres e hijos pueden tener diferentes perspectivas entre ellos, pero esta constituye una excelente ocasión que los jóvenes entiendan mejor a sus padres (¡y viceversa!)

¡Auch!

2 Corintios 11:21-2:10
El sufrimiento es algo Inevitable, pero Dios, con el tiempo invariablemente, lo convierte en algo bueno.

El Encuadre General:
Pablo Probablemente fue uno de los más grandes discípulos que hayan existido. y como recompensa por su fiel testimonio recibió bastante maltrato durante el proceso. Hablamos de golpizas que harían retorcerse de dolor a los mas bravos luchadores de solo pensarlo. Sin embargo, Pablo no se quejaba mayormente . Pero el tenia clara una cosa acerca del sufrimiento: si Dios decidía no librarlo del sufrimiento, con todo el sabía que podía contar con la fuerza y ayuda del Señor en medio del sufrimiento.
Si nuestros jóvenes son creyentes de Corinto, entonces probablemente no sean muy buenos al enfrentar el dolor y el sufrimiento. De hecho, es muy probable que esperen un alivio en mediato para sus problemas. Tal vez sea posible que encuentren alivio, pero no que todos sus problemas se acaben. Eso es cierto que no sucederá. Como Pablo les explico a los corintios, los creyentes deber estar dispuestos a pagar el precio que sea necesario para vivir por Cristo. Y si ese es el costo incluye sufrimientos, sabemos que también Dios caminara a nuestro lado en cada paso del camino , a través de todo lo que nos toque vivir, incluso a través del dolor.

Decisiones Difíciles:
Consuelo de la cruz
Entregar a cada adolescente una hoja de papel en blanco o marcador. Señalar que quisiéramos finalizar pensando en algunas de las formas en que ellos y las personas que ellos conocen resultan a veces lastimados. Pedirles que participen surgiendo palabras o frases cortas que descubran las heridas, desilusiones, frustraciones y sufrimientos que ellos han visto o que han experimentado por si mismos. Estar preparados para sugerir ejemplos de nosotros mismos también (como una violación, una discapacidad física , la pobreza , el divorcio de los padres, ciertos desordenes alimentarios secretos, otros) Asegurarenos de incluir también algunos problemas menores pero igualmente que generan tristeza o dolor. Pedir a los jóvenes que vayan anotando las palabras a medida que se mencionan.
Cuando las hojas estén llenas de palabras, o cuando las ideas dejen fluir , detener el proeceso y pedir a los chicos que repasen nuevamente la lista e identifiquen todas las cosas dolorosas que ellos hayan experimentado. Luego abrir la biblia en Hebreos 4:15-16 , e invitar a los jóvenes que rompan las cuatro esquinas de las hojas que tienen en sus manos , hasta darles la forma de la cruz mientras leemos este pasaje lleno de aliento.

“ Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestra debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Asique acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que mas la necesitemos.” (Hebreos 4:15-16)

Animar a los jóvenes a llevar con ellos estas cruces durante toda la semana , como un recordatorio de que Jesús comprende el dolor que sus hijos sienten a veces.

MEMORIZAR estas palabras de aliento que surgieron del corazón de Jesús:

“ LA PAZ les dejo; mi paz les doy. Yo no se las doy a ustedes como la da el mundo . No se angustien ni se acobarden.” (juan 14:27)

Extraido de Lecciones Bíblicas Creativas, 1 y 2 Corintios. De Marv Penner